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Mostrando entradas de 2020

Una realidad paralela

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Sigue sorprendiéndome la capacidad de vivir una realidad paralela de esos que se hacen llamar a sí mismos representantes . Da igual del partido y de la ideología que sean, es algo que ocurre a todos. Mirad que me propuse ni tan siquiera rozar temas políticos cuando inauguré esta bitácora, pero es que hay cosas que claman al cielo y que necesito expresar en algún sitio. A falta de redes sociales donde vomitar... El caso es que el nacimiento de Podemos, cuando yo era joven y mozo, era como una utopía. «Esto no podía ser tan bueno, gente que de verdad se preocupa por la gente», decía yo por aquel entonces; «da igual de qué pie cojees, esta gente dice cosas coherentes». Pero, como siempre pasa, cambian cuando llegan al poder. Aunque, para hacer honor a la verdad, esta gente llevaba cambiando desde que simplemente lo olfatearon, aun sin tocarlo. Creo que voy a explicarlo mejor con el siguiente ejemplo: ¿Qué está ocurriendo? Que tenemos todo un sector político en España ahora mismo que se c...

Dos meses

Sé que parece mentira, pero hoy hace ya dos meses que Pedro Sánchez salió a la palestra para explicar las medidas en que se sumergería España durante un tiempo desconocido. Dos meses de aislamiento y de incertidumbre que nos llevó a todos a recluirnos entre cuatro paredes, sin poder salir la calle nada más que para lo imprescindible, a saber, comprar, tirar la basura y algunas otras excepciones contadas con los dedos de una mano. Han pasado dos meses y parece que llevemos toda una vida encerrados en casa. Nuestra sociedad ha cambiado, para bien o para mal, en estos sesenta días de encierro obligado, pero no hay mal que por bien no venga. Digo esto porque el tiempo que he pasado encerrado, escribiendo, leyendo, aprendiendo, ha hecho que valore cosas de mi alrededor a las que antes no le daba importancia. Pongamos que hablo de un simple paseo, del poder bajar a la calle y estar una hora, dos, al aire libre, caminando, paseando; antes era algo que daba por supuesto, que podía hacer cuando...

Los días raros

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Me despierto por la mañana y aún es temprano. Somnoliento, con el ojo con esa neblina fruto de las legañas de un buen sueño profundo, miro mi reloj Casio con luz verde en la muñeca izquierda; su batería es inagotable -cuántas veces lo he pensado- y me da la tranquilidad de que, me despierte a la hora que me despierte de la madrugada, puedo mirarlo para saber con seguridad qué hora es, qué horas son ya. Apenas son las ocho menos cuarto de la madrugada. «¿Ya me voy a levantar?», pienso; no por nada en especial, sino porque es domingo. «Hoy no se trabaja, es el día del señor», dice uno de mis personajes favoritos de la televisión, una frase que suelo repetir en estos días del señor aun siendo un hereje religioso, que me dice mi abuela de vez en cuando al no acordarse de la palabra ateo. Pero es lo que tiene levantarse todos los días a una misma hora para trabajar en lo que se puede desde casa, que al final esa hora es tu rutina mañanera y que te podrías desactivar sin miedo la alarma del ...

La lluvia desde la ventana

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Una de las cosas de las que más me gusta disfrutar en los días en los que estoy encerrado en casa es ver la lluvia caer. Contextualicemos para las generaciones venideras, para que cuando en algún momento encuentren esta bitácora sepan rápidamente que a fecha 16 de abril de 2020 no estábamos todos en la calle disfrutando de una bucólica primavera o, más generalmente, de los felices años veinte del siglo XXI; estábamos todos recluidos en nuestras casas por una pandemia global que tuvo a bien llamarse coronavirus. Como decía, llevar más de un mes encerrado en casa ha hecho que cambie algunos de mis hábitos, sobre todo los que conciernen a la lectura y al estudio, que ahora no tengo más remedio que hacer en casa, cuando por lo general opto por realizar cualesquiera de estas dos actividades en una biblioteca pública cercana. No creáis que no se consigue, pero al principio cuesta adaptarse, cuesta aislarse del mundo para sumergirte en los libros y en tu estudio diario, pero con el tiempo has...

Tres, dos, uno...

 ...Cero. Podría haber empezado con un «¡Hola, mundo!» al estilo de las entrada que siempre aparecen cuando instalas WordPress o, mejor aún, con un « lorem ipsum dolor sit amet », síntoma de que esto podría ser otra bitácora zombi de las muchas que albergan en ese ya anticuado concepto de ciberespacio. Pero no. No es cuestión de decirle a Google que esto es de mentira nada más empezar y que lo quiero es que cierren esta pequeña ventana al mundo para así evitar tener que escribir y expresarme algo más que con mis pensamientos interiores. Esa excusa hoy no va a servir, pero tal vez otro día valga, cuando deserte de todo lo que haya escrito. No pretendo aburrir a nadie con datos míos porque no hace falta conocerlos para el placer de leer o para el placer de escribir. Casi quinientos años después de su publicación, aún no sabemos quién escribió el Lazarillo de Tormes , pero eso no impidió que se convirtiera en una de nuestras más importantes obras literarias. ¿A quién le importa quién ...

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