Suscripciones
Se acabó. No aguanto más subidas. La gota que colmó el vaso fue el incremento de Spotify del plan familiar de 18,99 € a 21,99 €, habiendo tenido otra subida en menos de un año desde los 16,99 €. A los pocos días del cabreo por el incremento de la música, recibo un correo de Lowi diciendo que por la subida de la cuota general de Disney+, ellos tienen que subirme mi tarifa un euro. Ahí exploté. Baja en absolutamente todo, salvo en el servicio de internet. Empecé pagando 23 € por la fibra de Lowi, mi móvil y el de mi futura esposa, y estaba ya pagando cerca de los 40 euros, sin contar HBO y Spotify, que iban a parte. Todo borrado. Nunca más.
Pero, no renuncio al entretenimiento, no. Ellos han provocado el cansancio y la fatiga de tanta suscripción incrementándose hasta el infinito y ahora van a pagarlo bien. He montado mi propio servidor, al que proveo de contenido gracias al hijo de un burro y una yegua que continúa funcionando francamente bien, y cuando estoy trabajando en casa y quiero música de fondo, utilizo la versión gratuita de Spotify en la web en Brave, con el bloqueador publicidad activado. Ni un anuncio, oiga. Ya está bien, que encima, en las plataformas de vídeo estaba pagando para ver anuncios. Del género tonto, que decía un profesor mío en la primaria.
Voy camino de las dos semanas así y la mar de contento. Y les advierto: no pienso volver a pagar un duro por una suscripción. Nunca. Jamás. Me han convertido en puto Jack Sparrow.

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