Sí, lo reconozco. Hay días en que veo
El Hormiguero, con Pablo Motos en Antena 3. ¿Y qué? A veces porque no tengo otra cosa que hacer y ni siquiera tengo ganas de pensar ni de buscar una serie para ver, lo están dando y ya; otras veces me interesa el invitado y lo pongo expresamente para verlo. Te puede gustar más, te puede gustar menos Pablo Motos, pero hay que reconocerle que se prepara las entrevistas y sabe qué preguntar a sus invitados. No son preguntas baladíes -o no solamente-: sabe de qué está hablando.
Y otras veces no me interesa
El Hormiguero y me pongo
La revuelta o un rato
First Dates o han estrenado un capítulo de algo que estoy viendo y allá que me voy. ¿Cuál es el problema? En este país debemos dejar de crear trincheras por todo. Y no, ver
El Hormiguero cuando me apetece no hace que automáticamente no pueda ni ver a
Pedro Sánchez o cualquier miembro del ejecutivo, eso es mérito propio del presidente del Gobierno.
Comentarios
Publicar un comentario