Reto marrón
Esto me lleva a pensar en lo obvio: que al que sea tan estúpido para hacer esta guarrada debe pagar los costes de desinfección de la piscina, el posible dinero que se pierda por el tiempo que esté cerrada a modo de indemnización -normalmente veinticuatro horas- y prohibírsele la entrada al recinto. Pueden pensar ustedes que cómo se pilla al que ha sido, pero no debe ser complicado cuando esta estupidez se está haciendo con el objetivo de subirse a redes sociales y tener más visitas.
No saben ustedes lo bien que se vive sin tener ninguna red social. Yo he tenido, como casi todo el mundo, que no puedo renegar de algo que no conozco, pero me las borré todas en 2017. Una noche de verano de ese año, me recuerdo en la cama a las tantas de la madrugada, con el móvil en la mano, y deslizando eternamente el dedo para ver actualizaciones en Twitter; de pronto, algo me hizo «clic» en la cabeza y pensé: ¿qué necesidad tengo yo de estar despierto a las dos de la mañana leyendo cosas de gente que no me importa nada? Apagué el teléfono y me dormí. A la mañana siguiente me borré todas las redes sociales que tenía: Twitter, Facebook, Instagram... no recuerdo si tenía alguna más. Más adelante incluso me borré Whatsapp y estuve unos diez meses sin él -qué paz-, aunque a esto acabé volviendo en el verano de 2018; es la única aplicación social que tengo y a mí manera: sin notificaciones y lejos de la pantalla de inicio del teléfono. Mis contactos habituales saben que si mandan un mensaje por ahí, lo veré, pero no saben cuándo: puedo tardar horas y horas y horas en contestar; saben que si es algo urgente, deben llamarme, igual que hago yo. Créanme: gano tranquilidad y pierdo menos el tiempo porque lo que la gente se tira minutos y minutos escribiendo, y leyendo, y respondiendo, y así un cuarto de hora o más, yo lo resuelvo en una llamada de menos de un minuto.
Ahora no todo el mundo es consciente, pero dentro de unos años las redes sociales serán consideradas algo que debe evitarse por salud, como el tabaco, y yo diría que hasta peor. Es increíble la cantidad de tonterías que se llegan a hacer por un puñado de visitas, el número de momentos que se pierden en la vida por estar pendiente de la foto para subirla y que te den corazoncitos... Cuando leo en las noticias que alguien ha muerto por hacer no sé qué reto viral peligroso, siempre digo lo mismo: selección natural. Ninguna pena.
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