El encantador de perros
Parece que Juan Manuel Moreno Bonilla no está harto de perros. Pero yo estoy hasta los mismísimos de todo esto. Mientras escribo estas líneas en la tarde de este lunes, llevo un cuarto de hora oyendo ladrar perros debajo de la ventana de la habitación en que estoy. Guau, guau, guau. Había pensando escribir esta entrada en modo perro, que lo mismo tiene más audiencia. Guau, guau, guau. En lugar de incentivar tener hijos, con una tasa de natalidad a la baja en todo el continente, vamos a incertivar ponernos musculitos y tener más perros. Guau, guau, guau. Qué de votos, ¿eh? Guau, guau, guau.
Y mientras tanto, aquí en Córdoba, SADECO -la empresa municipal de basuras- se pone hacer campañas para que los ciudadanos no alimenten a las palomas, porque defecan y hace feo, pudre las cosas y puede causar infecciones. Y me parece estupendo, oigan. Pero, de los perros, ni una palabra, al contrario: más y más parques caninos para que los chuchos estén dando por saco a los vecinos hasta las tantas de la madrugada con los ladridos.

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