El encantador de perros


Leo con estupefacción estos días que el presidente de la Junta de Andalucía, en modo campaña electoral ya, se ha lanzado a rebajar impuestos sin ton ni son. Vale que lo de bajar impuestos es la típica promesa del Partido Popular, pero vamos a ser sensatos con lo que beneficiamos fiscalmente. Ahora resulta que en Andalucía va a tener beneficios fiscales tener un perro y yo me pregunto para qué: ¿para promocionarlos más aún? ¿No hay suficientes perros ya? ¿No tenemos bastante con las continuas mierdas por las calles, con todas las farolas medio podridas por los orines, con los continuos ladridos a cualquier hora del día?

Parece que Juan Manuel Moreno Bonilla no está harto de perros. Pero yo estoy hasta los mismísimos de todo esto. Mientras escribo estas líneas en la tarde de este lunes, llevo un cuarto de hora oyendo ladrar perros debajo de la ventana de la habitación en que estoy. Guau, guau, guau. Había pensando escribir esta entrada en modo perro, que lo mismo tiene más audiencia. Guau, guau, guau. En lugar de incentivar tener hijos, con una tasa de natalidad a la baja en todo el continente, vamos a incertivar ponernos musculitos y tener más perros. Guau, guau, guau. Qué de votos, ¿eh? Guau, guau, guau.

Y mientras tanto, aquí en Córdoba, SADECO -la empresa municipal de basuras- se pone hacer campañas para que los ciudadanos no alimenten a las palomas, porque defecan y hace feo, pudre las cosas y puede causar infecciones. Y me parece estupendo, oigan. Pero, de los perros, ni una palabra, al contrario: más y más parques caninos para que los chuchos estén dando por saco a los vecinos hasta las tantas de la madrugada con los ladridos.

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