Lo que yo no he dicho
Esto viene a cuento de que ayer, mientras volvía en el coche para casa después del trabajo, iba escuchando la radio en mi particular popurrí de emisoras cuando escuché a la infame Pilar Alegría, portavoz del Gobierno y ministra de Educación, decir que lo que había dicho la noche anterior el presidente Pedro Sánchez en la entrevista televisiva que le hizo Pepa Bueno en TVE lo piensan la inmensa mayoría de españoles.
Pues miren ustedes, no. Partiendo de la base de que es harto complicado que yo a estas alturas pueda coincidir mínimamente con Pedro Sánchez, me parece una infamia que Pilar Alegría pueda siquiera imaginar lo que una mayoría de españoles puedan pensar sobre el presidente del Gobierno, y si lo hace, ahora entiendo el por qué no hay un adelanto electoral ante la imposibilidad de gobernar mínimamente, sin apoyos, sin presupuestos. Pero eso es arena de otro costal. Como el estado físico de Pedro Sánchez.
Poner en boca de otros palabras que no se han dicho o supuestos pensamientos me parece de una demagogia absoluta. No es un mal exclusivo del Partido Socialista, pero abusan de él en los últimos latigazos de esta legislatura. Es el único recurso que les queda para intentar hacer creer que tienen más apoyos de los que realmente tienen. No sé por qué, pero me da en la nariz que la baza de que el Partido Popular pactará con la extrema derecha ya no ayudará a decantar la balanza en la siguiente convocatoria electoral porque es tal el rechazo que produce Pedro Sánchez que ni el «que vienen los fachas» lo salvarán esta vez.
Al tiempo.
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