La fiabilidad del tren

La imagen que aparece sobre estas líneas corresponde al lunes pasado, cuando el robo de cobre dejó con numerosos retrasos las conexiones entre Madrid y Andalucía. Pero podría ser una imagen de hoy. O de ayer. O de mañana. Porque por un motivo u otro, ese medio de transporte fantástico que es el tren se ha convertido en un quebradero de cabeza para todos los que lo utilizan, no ya de forma ocasional para ir del punto A al B un día concreto por vacaciones, sino para los desgraciados que tienen que utilizarlo sí o sí por cuestiones laborales.

Yo, que soy firme defensor del coche privado como medio de transporte en los viajes, que me gusta más desplazarme así para ir del punto A al punto B en unas vacaciones, porque disfruto del trayecto, porque me gusta irme parando a tomar un café en un pueblecito perdido de la mano de Dios, y que también lo utilizo a diario por trabajo, me lleva a reafirmarme una vez más en que disponer de tu propio vehículo te da un plus de libertad que no te dan otros medios de transporte. Y visto lo visto con el tren en los últimos meses en España, si tuviera la combinación para ir a trabajar con este medio de transporte, no lo utilizaría y seguiría utilizando el coche, aunque me cueste más dinero a la larga, aunque requiera un mantenimiento del vehículo para mantenerlo en óptimas condiones.

Además, en lugar de solucionar los problemas, tenemos un ministro de transportes, Óscar Puente, que no es un ministro, es un mamporrero, un tuitero, un adolescente que se enfada con todo el mundo y dice que no respira porque le recriminan su ineficiencia al frente del ministerio que dirige. Esas tenemos. Mientras tanto, a mí que me digan que no coja el coche para ir a trabajar o para irme de vacaciones, que yo tengo más probabilidades de llegar a mi destino.

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