Tristeza


Hoy me invade un sentimiento de tristeza, que achaco al final de ciclo, al final de etapa que se produce justamente hoy, porque mañana, lunes 1 de septiembre, cambio la ubicación de mi trabajo, y no por algo que yo haya querido, sino que me he visto obligado por los designios de una administración autonómica que es cuadriculada. Cierto es que conocía la resolución definitiva desde junio y ya me había hecho a la idea, pero, en fin, hoy acaba todo y mañana empieza de nuevo en otro lugar. Es como que acabo de ser consciente de la realidad, como que ya no hay vuelta atrás, que no hay escapatoria por ningún lado.

Es un sentimiento extraño. Es tristeza, sí, pero no solamente: también desasosiego, melancolía, añoranza... No sé. Como que con el cambio de mes esta vez voy a hacer un reinicio completo a parte de mi vida. Y soy una persona a la que no le gustan los cambios, o al menos intento evitarlos lo máximo posible cuando me resultan tan drásticos. Y nadie tiene culpa de esto, y sé que voy a seguir dando lo mejor de mí en mi trabajo a partir de mañana, pero, en fin, cuesta. El cambio es solo para un año y sé -o creo- que no voy a estar nada mal donde voy. Pero, qué incertidumbre siento en estos momentos, a las dos en punto de la tarde. Pienso en que mañana, a estas horas, ya habré salido y habré tenido la primera impresión, mucho más acorde a la realidad que lo que pasa ahora mismo por mi cabeza.

Quiero volver aquí el 31 de agosto de 2026 y, echando la vista atrás, pensar: «No fue para tanto».

Comentarios

Lo más leído:

Sorpresa: ¡Herrara en la COPE!

La radio en 2025 (I): El hundimiento de la COPE

La radio en 2025 (II): La importancia de la programación local